Hace unos años, mostrar las vigas de madera daba sensación de inacabado y la tendencia era cubrirlas con un falso techo. Sin embargo, la tendencia ha cambiado y lo que antes era un estorbo, ahora puede resultar ser muy atractivo.
Lo primero que debes hacer es observar el estado de las vigas. Para ello, deberás retirar todo el material que hasta ahora las cubría, dejando la viga de madera lo más limpia posible. Puedes incluso realizar un proceso de lijado superficial que te ayude a conseguir una limpieza total. De este modo, podrás evaluar su estado real y aplicar los tratamientos necesarios.
En segundo lugar, debes evaluar cuál es el estado de las vigas. Puede que durante estos años las vigas de tu hogar hayan sufrido ataques de polillas o carcomas, humedades o grietas. Si detectas que las vigas están en un buen estado, es recomendable que realices un tratamiento preventivo que garantice la seguridad durante los próximos años. Suelen aplicarse fungicidas que evitan la presencia de hongos. Si por el contrario, detectas que las vigas de madera no se encuentran en perfecto estado, deberás tratarlas llevando a cabo un proceso de saneamiento.
Una vez hayas aplicado el tratamiento necesario, debes asegurarte de nuevo que la viga está completamente limpia y seca, sin ningún resto de polvo o humedad. De esta manera, podrás decidir cualquiera de las alternativas que te proponemos a continuación:
Mantener las vigas en su color original. Para ello, barnizarás las vigas de madera con el color de barniz que más te guste . Debes tener en cuenta que dejar las vigas al descubierto da sensación de disminución de espacio, por esa razón es recomendable que el color del techo y pared sea un color claro.
Pintar las vigas de un color vivo. Si quieres que las vigas resalten como elemento decorativo, puedes pintarlas de un color vivo que resalte sobre el color de pintura del techo.
Pintar las vigas y el techo del mismo color. Es una muy buena opción si no quieres que las vigas tomen demasiado protagonismo.